Los derechos de los niños.
Los derechos de los niños consisten en ser reconocidos como sujetos de
derechos individuales, jurídicos, civiles, sociales; portadores y constructores de
su propia cultura y por lo tanto participantes activos en la organización de sus
identidades, autonomías y competencias por medio de acciones e
interacciones con sus coetáneos, con los adultos, las ideas, las cosas, los
acontecimientos verdaderos e imaginarios de mundos comunicantes.
Todo esto, por una parte, sanciona premisas fundamentales para llegar
a una más alta condición de ciudadanía del individuo y de sus relaciones
interhumanas, y por otra, acreditar a todos los niños y a cada niño de sus dotes
y potencialidades naturales, extraordinarias en riqueza, fuerza y creatividad que
no pueden ser ignoradas ni defraudadas puesto que podrían ser causa de
sufrimiento y empobrecimiento, a menudo, irreversible.
Por estas razones, los niños tienen derecho a realizar y desarrollar todas
sus potencialidades valorizando las capacidades de socialización, recogiendo
afecto y confianza y respondiendo a sus deseos y necesidades de aprender:
tanto más si vienen respaldados por una eficaz alianza con los adultos
dispuestos a prestar ayuda, privilegiando más que la transmisión de saberes y
habilidades, la búsqueda de estrategias en la construcción del pensamiento y la
acción.
Esto último es lo que contribuye a formar inteligencias creativas, saberes
libres, individuales reflexivas y sensibles mediante ininterrumpidos procesos de
diferenciación e integración de si mismo al “otro” y a las otras culturas.
Que los derechos de los niños sean los derechos de los otros niños es la
Los derechos de los profesores.
Los derechos de los profesores y de los operadores de cada escuela
tiene que ver con la contribución a elaborar y profundizar los marcos
conceptuales que definen contenidos, objetivos y práctica de la educación,
mediante confrontaciones francas y abiertas entre ellos y quienes supervisan el
proceso educativo y los organismos de gestión social en sintonía con los
derechos de los niños y de los padres.
Se propicia la coparticipación en la selección de metodologías
adecuadas, de didácticas proyectos de observación e investigación, de
vivencias, de procesos autoevaluativos y de capacitación profesional, de
iniciativas culturales, tareas de gestión social y finalmente, de problemas
relacionados con la organización de los espacios y trabajo.
Esta red de colaboración y de interacción múltiple que se sostiene
gracias a la contribución de ideas y competencias de cada uno y de todos,
siempre abierta a la actualización y a la experimentación, se contribuye en un
modelo de interacción educativa, de cultura y de vida. un modelo que no solo
refuerza los roles de la escuela y de la familia sino que además, renueva y
refuerza profundamente las formas sociales de construcción y reconstrucción
de los saberes presentándose ante los niños como algo muy vivo y estimulante,
preferentemente integrable a las necesidades y deseos de su mundo de
relaciones y de apropiaciones cognitivas.
Para los profesores, y cada uno de ellos, se constituye en una
oportunidad de integración dialógica, de confrontación de ideas y de
experiencias, lo que permite el enriquecimiento de los instrumentos de
Los derechos de los padres.
Los derechos de los padres son de participación activa, con libre
adhesión a los principios estatuarios en las experiencias de crecimiento,
cuidado, formación de los propios hijos confiados a una institución pública.
Nada de delegar ni de autoretraerse.
Muy por el contrario, se propicia la presencia y el rol participativo de los
padres, avalados por nuestra larga tradición institucional que se ejerce a través
de una fuerte e insistente solicitud por parte de la escuela hacia los padres
porque es sabido cuan buenos resultados se pueden obtener en relación a la
seguridad y serenidad de los niños, si se cuenta con la colaboración de las
familias y por otra, gracias al establecimiento de una red comunicativa que
conduce a un verdadero y reciproco conocimiento y a una mayor y provechosa
búsqueda compartida sobre modalidades, contenidos y valores para lograr una
más eficaz educación.
Para otra parte, los padres son jóvenes en su mayoría, de diferentes
ocupaciones, madurez y cultura y, de diferentes proveniencias étnicas, están
todos en conflicto existencial, aproblemados por los costos de la vida, las
dificultades de sus obligaciones, los miedos a la soledad, las inquietudes por el
incierto futuro y todos con una gran necesidad de contar, hablar, discutir y
reflexionar sobre sus problemas sobre todo en lo que se relaciona con los
temas del crecimiento y educación de sus hijos.
Si la escuela y sus padres convergen hacia una cultura de colaboración
interactiva, opción racional y ventajosa para todos porque todos buscan
experiencias significativas y con mayor sentido, entonces podría entenderse
cuanto difícil y errada es la pedagogía de la autosuficiencia y de la prescripción
siendo en cambio amiga y fecunda la pedagogía de la participación y de la
investigación.
Participación e investigación son, en efecto, dos términos que sintetizan
en gran parte la concepción general de nuestra teoría educativa toda vez que
señalan los mejores requisitos para encaminar y sostener la realización del
acuerdo cooperativo entre padres y educadores con los valores agregados de
Loris Malaguzzi
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